ENSAYOS


No existe la distancia óptima, si existe la distancia. Alejarnos, esquivar la que viene, evitar el contagio, los problemas, el encuentro. Hay veces que la distancia óptima suena a excusa, a otra forma de decir desencuentro. Hay veces que tal vez sea necesaria, como necesario es el desencuentro. Hay un punto a pensar con esto de la distancia que es lo que controlamos y lo que no. Hablar de distancia es hablar de un movimiento que solo depende de nosotres, de una decisión nuestra donde no hay nadie más. Decido la distancia, no importa que decide el pibe, como si las pibas no fueran un huracán que juegan con nuestras decisiones, con nuestros miedos, con nuestras ganas.

No hay nada que no pueda un encuentro, ni lo bueno, ni lo malo. No hay nada que no pueda la cercanía, una especie de cercanía óptima, una cercanía que permite equivocarnos y darnos cuenta del error, que permita ser arrollados, que sienta los golpes, las risas, el aire que respiramos, que genere posibilidades justamente por estar cerca. La cercanía posibilita encuentros, la cercanía nos da ideas, desde lejos no se ven.