Pibas y pibes tienen una potencialidad única, una manera de andar que muchas veces nos pasa por arriba, arrasa con lo poco que creemos, con lo mucho que simulamos, potencia nuestras miradas, modos, marcos teóricos y comodidades.
Hay maneras de plantarse, un tipo especial de sensibilidad, maneras de percibir. Mucho que aprender.
Hay una manera de enfrentar la vida, esta vida que les toca, que es pura potencia, pura desobediencia, pura vida. Estas formas de encarar muchas veces no las entendemos o peor no las aceptamos. Negamos esas formas de vivir por la sola razón que escapa a nuestros entendimientos, a la manera que tenemos de construir formas de organización, a nuestra ideología.
Para seguir estando cómodos es más fácil hablar desde la carencia y no desde la potencia y protagonismo de pibes y pibas. Asumir su potencia y vitalidad es también hacernos cargo de nuestras debilidades, de saber que no controlamos el destino de las cosas, que lo que se abre puede seguir adelante sin nosotros. La potencia de pibes y pibas, también es una energía que nos enfrenta, que nos pone en ridículo, que es capaz en un solo movimiento de mostrar lo absurdo de todo lo que pensamos, sentimos y hacemos.
Quitar de la estética la concepción de la pena es un nuevo comienzo. Nada nuevo va a surgir haciendo siempre lo mismo,
Los pibitos ya no creen más en cuentitos, las nenas no quieren ser princesas y nosotros debiéramos quererles: #LibresYProtagonistas